“La construcción del bien común debe comenzar por los más pobres, desde abajo hacia arriba”
Cáritas Diocesana de Almería y el Comedor Social “La Milagrosa” celebran una merienda-encuentro por la Jornada Mundial de los Pobres
Con motivo de la IX Jornada Mundial de los Pobres bajo el lema, “Tú, Señor, eres mi esperanza”; Cáritas Diocesana de Almería y el Comedor Social “La Milagrosa” celebraron una merienda-encuentro que reunió a usuarios, religiosas, voluntariado y representantes de la Iglesia, en un ambiente fraterno y profundamente humano. La iniciativa quiso poner en el centro el mensaje del Papa León XIV, que invita a poner a los pobres en el centro de la mirada y a generar “nuevos signos de esperanza que testimonien la caridad cristiana”.
Juan Antonio Plaza, delegado episcopal de Cáritas Almería, abrió el encuentro invitando a todos a “sentirnos cerca unos de otros, sin diferencias de raza, procedencia ni condición. “Somos compañeros de camino” señaló. Así mismo, enfatizó en que “este año, a la luz de la esperanza, estamos llamados a preguntarnos qué lugar ocupan los pobres en nuestra vida y cuán importantes son. La civilización del amor solo será posible con comunidades abiertas y acogedoras, capaces de caminar juntas y no ignorarse”.
Y es que, tal y como nos alerta el informe FOESSA, el nivel de aislamiento de las personas en exclusión severa se ha quintuplicado, pasando del 3,2% en 2018 al 16,6% en 2024. Raúl Flores, secretario técnico de la Fundación FOESSA y coordinador del informe, indica que “nuestro escudo comunitario se está debilitando justo donde más se necesita. Donde se tejen vínculos, la exclusión se vuelve reversible; donde se rompen, la dependencia se acelera”
Continuando con su intervención, Juan Antonio Plaza subrayó que “el bien común no significa que todos tengamos lo mismo, sino que cada persona disponga de lo necesario para vivir con dignidad”. Recordó que “la construcción del bien común debe comenzar por los más pobres, desde abajo hacia arriba”, alentando a la comunidad cristiana a “vivir desde la mirada fraterna de un Dios que es Padre y nos invita a reconocernos como hermanos”. La merienda, explicó, fue “un signo sencillo, pero real, de compartir la vida, de hacer de nuestra presencia un alimento para los demás”. La dignidad, añadió, “nadie puede quitarla, pero sí puede verse deteriorada; por eso debe brillar, garantizando que todos tengan lo imprescindible para vivir”.
La voz de quienes forman parte del comedor
Durante el encuentro, los propios participantes compartieron su experiencia. Una de las usuarias del comedor quiso expresar su más sincero agradecimiento: “Quiero dar las gracias al comedor social. Por circunstancias de la vida me he visto en la calle. Al principio me daba vergüenza venir, pero las Hermanas son maravillosas. Nos ofrecéis una sonrisa tan hermosa que nos llega al alma. Muchas gracias por vuestra bondad”.
Sor Antonia, responsable de la comunidad de las Hijas de la Caridad en Almería, expresó con profunda convicción el deseo que guía su misión: “Ojalá que un día este comedor no sea necesario. Eso será señal de que el Reino de Dios se hace presente de manera digna. Es un sueño muy grande, pero es la meta que debemos tener todos”.
Por su parte, Mari Carmen Torres, directora de Cáritas Almería, agradeció a las religiosas, a los voluntarios y a todas las personas que hacen posible este espacio de acogida y dignidad.



